domingo, 14 de enero de 2007

8

Sobre la tierra mojada
se ven las huellas que deja
la luna con su mirada.

Son gotas resplandecientes
en lo profundo de la noche
que dan las luces con que sueñan
los hombres y las mujeres.

Parecen candelitas que brotasen
a través del rocío.

En verdad son candilejas
que iluminan a los amantes
cuando estos se abrazan
y calientan el pasto verde.

A las gotas...
El viento las lleva rápido
y acarician los cuerpos
de los amantes cautivos
por una naturaleza virgen
que los envuelve en su manto.

Los ojos así se confunden
con las gotas de agua.

En estas noches de luna llena,
los ojos de la mujer:
¡Son dos brasas ardientes!
Los ojos del hombre:
¡Son cascadas de fuego!

Fuego que se mimetiza
con el brillo de la luna
cuando esta deja su estela en el rocío que cae.

3


Estoy sólo esta noche
esperando tu llegada,
pues deseo tener tu cuerpo
junto al mío.

Llevo mucho tiempo aguardando.

Te he visto a través del rocío
cuando acariciabas las orquídeas
con el perfume de tu aliento.

Poco o nada importa
que escuches los cantos de otros
susurrando cariño.

Tampoco:
Que la sombra de los astros
recreen tu cuerpo anhelante.
Ni menos,
que tus senos palpitantes
provoquen ilusiones vanas.
Lo único que importa es lo nuestro.
Timbales aplaudirán nuestro amor
desgranando el maíz en las cosechas
de veranos dichosos.

Romperemos el nudo que todo lo ata
para vivir sin preocuparnos del hilo
sutil de la muerte,
que yergue como sombra.

Sentiremos la dicha, risueños.

Tus ojos serán mis estrellas,
Los míos serán el espejo de los tuyos.

2

Esos ojos risueños.
Esos ojos claros.
Son el espejo de tu alma
de niña loca.

Son las ventanas en que
puedo mirar
lo más profundo de tú ser.

Son dos brasas de fuego
que encienden mi alma
todo el amor que siento
por ti.

Son el cristal expresivo
de la mujer alocada
que siembra jardines
con esas manos frágiles
y suaves.

Esos ojos en los que puedo soñar
la ilusión de vivir
cuando un hombre y una mujer
buscan la felicidad
en el amor.

1



La noche sin la luna
no la puedo imaginar,
sería como sino amaneciera
acompañado de ti.

No abandones el amor
en esta noche de luna,
que juntos esperaremos
La luz del sol en tu sombra.

Entonces sucederá:
Que el amor de la luna risueña
peine tu cabello
en el espejo del mar.

Por eso yo quiero ver
los luceros titilando
en el alma enamorada
de mi lunita de ojos morenos.

Luna encrespada y risueña.
Morena de ojos oscuros.
Déjame acariciar tu cabello
en el espejo del mar.