lunes, 5 de febrero de 2007

53

"Nada me puede pesar.
Sino fuera lo que soy
nada sería."
***

Hermoso, bello,
cuán juventud sedienta,
disfrute lo que pude,
aún del sufrimiento
que como huracán
barría la ilusión del jóven.

Hice y deshice
sin pensar en el mañana,
ya que el presente es voraz
y hay que sentirlo
para saber qué somos.

Quise hundirme
en lo más profundo de la existencia
y conocer así los lamentos desquiciados y tortuosos
que dejarían comprender
la triste condición del hombre.

Arrogante quizá, jugué la vida
en disipaciones vanas,
aburrido del mundo
que me rodeaba inhospito;
y soporté la cruda realidad:
Cuando se vive sin saber vivir,
luchamos después por recuperar el tiempo perdido,
lo más pronto posible;
y nos duele que la muerte llegue
a no dejarnos hacer la libertad
con nuestras propias manos.

¡Sólo se vive una vez!

50

En el firmamento veo una luz
salida desde el fondo del cosmos.
Tiene forma de ave.
En centellas gigantes
expele el calor de la vida.

Un hombre de ojos dorados
y zapatos de hielo,
maneja esa luz
a través del tiempo;
y se yergue animoso
invitándome a ir
hasta el fin de los siglos.
Yo lo miro y recibo
su espada de fuego.
La transformo en una arpa hermosa.
La taño con mis dedos
y la dejo brotar el sonido de la vida.

El ave de alas hermosas,
de ojos dorados,
de aliento de fuego,
responde al sonido
de mí arpa encantada.

Sobre su lomo ciño
mí nuevo futuro
y viajo con la espada
que ahora es canción,
a surcir más fuego
a hombres que nunca
dejen apagar la vida.