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Llovía a torrentes la pena del amor.
A cántaros caía sobre la amada enamorada
y hería el corazón de celos
tras la sombra del beso.
Su cuerpo sentía el aroma del amor
de otra amante en los gemidos de la entrega,
y lastimaba con fuerza
a la felicidad
que en trizas se rompía.
Una borrasca más fuerte
se presagiaba.
A cántaros caía sobre la amada enamorada
y hería el corazón de celos
tras la sombra del beso.
Su cuerpo sentía el aroma del amor
de otra amante en los gemidos de la entrega,
y lastimaba con fuerza
a la felicidad
que en trizas se rompía.
Una borrasca más fuerte
se presagiaba.
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