domingo, 14 de enero de 2007

3


Estoy sólo esta noche
esperando tu llegada,
pues deseo tener tu cuerpo
junto al mío.

Llevo mucho tiempo aguardando.

Te he visto a través del rocío
cuando acariciabas las orquídeas
con el perfume de tu aliento.

Poco o nada importa
que escuches los cantos de otros
susurrando cariño.

Tampoco:
Que la sombra de los astros
recreen tu cuerpo anhelante.
Ni menos,
que tus senos palpitantes
provoquen ilusiones vanas.
Lo único que importa es lo nuestro.
Timbales aplaudirán nuestro amor
desgranando el maíz en las cosechas
de veranos dichosos.

Romperemos el nudo que todo lo ata
para vivir sin preocuparnos del hilo
sutil de la muerte,
que yergue como sombra.

Sentiremos la dicha, risueños.

Tus ojos serán mis estrellas,
Los míos serán el espejo de los tuyos.

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