viernes, 26 de enero de 2007

27

Arrullado por el viento caluroso
florece el llanto del río
la sandalia terrestre.

Viene de los nevados eternos
en el aire frío y cansado
traspasando abismos insondables.

A paso zigzagueante y tortuoso
avanza por la tierra
anhelante de abrir el camino
para llegar a su descanso en el mar.

Chapotean los peces
la caricia líquida.
Sorben las algas marinas
esquivando las piedras y el barro
que al destino marchan.

En represas gigantes
se mete en los poros del hombre
a través del calor y la vida.

Sobre el lomo de las alcantarillas
vuelve al regazo terrestre
albergando el desecho y la mugre.

A galope de nube y de agua
desemboca quejumbroso en el océano,
y florece de nuevo en las nubes
que lo lloran incesantes.
Y se duerme por años
en las cimas volcánicas.
Y fructifica por siempre
la sandalia terrestre.

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