martes, 30 de enero de 2007

31

Tengo en mi mano
el murmullo del viento
para inventar un mundo
y escribir un verso.

En él no existe miseria.
Tampoco la peste del hambre azota
ni la madre llora a ningún hijo muerto;
mucho menos la estrella de la violencia
vierte su sangre en el dolor ajeno.
En cambio...
Las azucenas, los gladiolos y las orquídeas,
riegan su aroma
en el corazón maltrecho.

Navego en el cosmos infinito
cargado de toda la ciencia.
Debo a la luna:
El amor que yo siembro.
Al sol...
La energía suficiente
de esquivar el vacío
de desolación y guerra.
A todos los astros:
Mí existencia
alumbrando el camino.

Anclo en el éter de la desigualdad vencida.

El murmullo del viento
inflado de rebeldía
extiende mí mano
al futuro que llega.

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